Imperdonable. La semana que acaba de terminar se celebró en Tixtla, Gro. a media hora de casa, la semana altamiranista. Aunque hasta hace pocos días he ido a Tixtla y especifícamente a la casa donde nació Ignacio Manuel Altamirano, con propósitos de tomar fotografías, ver el museo, la casa, sus alrededores y preguntar por recuerdos o libros o postales. Me había propuesto ir esta semana y como parece que siempre sucede, no estoy cuando debo estar. Sé que los eventos de este tipo suelen ser inaguantables pues no veo ninguna intención seria de efectuar eventos realmente conmemorativos con presentacion de cosas inéditas, conferencias magistrales en el sentido del saber altamiranista, documentos y presentación de estudios y publicaciones relacionadas. La semana altamiranista como otras muchas parecen ser como pretextos para dictar discursos políticos, desfiles escolares, recitaciones y bailables, concursos de guitarra, venta de chucherías y comida, música, etc. Pero hasta hace tres semanas la casa estaba en ruinas. La señora que cuida la casa-museo me pidio que no entrara a una de las dos habitaciones interiores porque podía caerse encima y no era recomendable. Tomé fotografías sin embargo. Fuí solo y tenía todo el tiempo del mundo para sumergirme en ese ambiente que debio conocer el Nacho Altamirano, quien murió de diabetes en la ciudad italiana de San Remo, y cuya vida ha estado retumbando en mi cabeza, he tratado de conseguir el libro de sus diarios intimos el tomo número 20 de sus obras completas, del cual solo tengo extractos, los cuales han bastado para hundirme en la melancolía y la tristeza y ha servido también de pretexto encontrar muchas y variadas coincidencias entre su vida y la mía propia. Mi padre también se llamó Francisco Altamirano. También fuí enviado a Barcelona queriendo ir a París. También me pegó la diabetes. Existen muchas más coincidencias que he ido descubriendo y que no vale la pena mencionar pues no deseo proclamarme como una posible reencarnación de Ignacio. El asunto es que ha ocurrido otra vez la semana altamiranista y deberé esperar un año completo para ver si me es posible asistir.
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