Dice Goethe,
que no hay acto más bello
que caminar de noche, en Roma.
Yo camino de noche, en Acapulco
pensando en el momento
en el que Fausto Morlett mató
a Juan Ranulfo Escudero.
Dos siglos nos separan
a Goethe y a mí
de una misma sensación
nocturna y placentera
pensando en la muerte.
Seguramente Goethe también escuchó
música clásica tan bella
como la que ahora escucho.
Mis pasos me llevan inevitablemente
a un lugar lleno de luces
y de turistas
y de ruido.
domingo, enero 22, 2006
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