La tierra es un gran cementerio
donde abunda la semilla enterrada
esperando dar de sí el fruto más puro
en aras de preservar la especie humana.
La redondez del planeta se colma de tumbas
de todos colores, con lápidas sombrías que
enternecen la vista; monumentos y crucifijos
variados, una mano de piedra en el panteón
de Morelia, nos recuerda a los refugiados
de la guerra civil española.
Es de noche en el panteón de las Cruces
las figuras dolientes caminan y parece que
flotan en derredor de las tumbas, ya se van
los dolientes a casa, ya se van con el corazón
destrozado, ya se van los dolientes.
El planeta tierra es un enorme panteón,
son más nuestros muertos y crece sin tregua
la población de las tumbas; los vivos aguardamos
el terrible momento de quedar bajo tierra
y mientras tanto procreamos más hijos
Con la desesperada idea, de no sucumbir al
destino, la vida es solo un preambulo de la vejez
y la muerte, porque cada uno de nosotros
comienza a morirse, en el mismísimo momento
en que nace.
Ya se van los dolientes, ya se van los dolientes
a casa, ocultan su rostro en rebozos, en sombreros
de palma. De lejos parecen fantasmas. Es de noche
y no se sabe, en los duros callejones del puerto
quién está vivo y quién está muerto.
jueves, marzo 02, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario