El viejo poeta
enfermo
aceptó la invitación
para leer poemas
con siete poetas
enmascarados.
En la esquina
antes de arribar
al sitio
dos poetas lo abrazaron
subiéndolo a un auto
que arrancó veloz
salió de la ciudad.
El camino era agreste,
laderas y llovía
a cántaros;
lo bajaron a una choza,
no te espantes viejo
le dijeron.
La fiesta comenzó
el poeta amordazado
atado al respaldo
de una silla;
los siete poetas
bebiendo y fumando
leían poemas
no te espantes viejo
le dijeron.
Entonces él sintió
repentinamente
una como aguja
atravesar su garganta
de la parte posterior,
y salió por la boca
velozmente
Estaba a merced
de los siete poetas
que reían
con estruendo
bajo el estruendo
de la lluvia
espantosamente
embriagados
como demonios.
sábado, junio 14, 2008
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