Viajamos a la ciudad de Cuernavaca
donde quedé varado en un hotel de paso
sin poder moverme, postrado en una cama
mientras Israel atacaba con bombas
la frontera entre Gaza y Egipto
trescientos muertos y mil heridos
no servían los teléfonos, estaba abandonado
mirando la televisión tremendamente pálido
con ojeras y dolor de estómago
comiendo papas fritas y agua edulcorada
escuchando el ruido de las camareras
los turistas borrachos, los empleados
reparando tuberías, mi pie derecho inflamado
las piernas duras, pagando el precio
de vivir, rogando al cielo, que me diese
fuerza para no gritar, que me dejara dormir
sin temor, aunque fuera un poco,
ya mañana, de madrugada, será otro día.
domingo, diciembre 28, 2008
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