José María Fonollosa (Barcelona, 8 de agosto de 1922 – 7 de octubre de 1991) fue un poeta español de posguerra. Se le considera un caso singular de poeta secreto en la literatura española (al estilo de Constantino Cavafis o Pessoa), ya que se mantuvo inédito durante más de cuarenta años, entre 1948 y 1990, periodo en que permaneció al margen de corrientes literarias y totalmente desconocido para crítica y público.
En 1987, un encuentro casual con Pere Gimferrer en Barcelona dio lugar a su primera publicación, en 1990 y tras cuarenta años, de una antología de 97 poemas a la que tituló Ciudad del hombre: Nueva York, utilizando el callejero neoyorquino para titular los poemas.
Doyers street
No vendrá. De verdad. No vendrá nunca.
Mi cuarto es muy modesto para el éxito.
Ni hallaría la casa tan siquiera.
Mi cuarto es muy austero para amigos.
Nadie viene a reunirse entre estos muros.
Mi cuarto es también frío y muy pequeño.
¿Cómo cobijar, pues, un gran amor?
No es lógico esperar. No vendrá nunca
un éxito, un amigo, un gran amor.
Debiera de una vez cerrar la puerta.
Fonollosa muere el 7 de octubre de 1991 en Barcelona. Sobre su mesa, junto a varios borradores y un esbozo de testamento a lápiz, se encontró el siguiente poema:
No a la transmigración en otra especie.
No a la post vida, ni en cielo ni en infierno.
No a que me absorba cualquier divinidad.
No a un más allá, ni aun siendo el paraíso
reservado a islamitas, con beldades
que un libro garantiza siempre vírgenes.
Porque esos son los juegos para ingenuos
en que mi agnosticismo nunca apuesta.
Mi envite es al no ser. A lo seguro.
Rechaza otro existir, tras consumida
mi ración de este guiso indigerible.
Otra vez, no. Una vez ya es demasiado.
lunes, enero 26, 2009
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1 comentario:
Grande Fonollosa.
Grande tu poesía, enmascarado poeta.
La palabra dando guerra
dando viento y marea
dando puño en alto
Menester alumbrar todas las naturas.
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