En Barcelona,
vivía con un joven austriaco
que tenía muchas novias
él se hacía el examen del sida
cada mes, pero este no era el asunto,
el caso es que siempre desayunaba
lo mismo: croissants de chocolate
huevos con tocino y pan en mantequilla
yo desayunaba refrescos de dieta
y claras de huevo
en pan sin azúcar
luego él se iba al trabajo
yo entraba en un bar
para leer el periódico
y decidir qué hacer
el resto del día,
por la noche cenábamos juntos
él traía hamburguesas con tocino
y queso amarillo
yo cenaba leche deslactosada
y pan sin azúcar
después sucedió
se infectó con el sida
y regresó a la casa paterna;
ahora, cuando bebo cerveza
y hamburguesas con queso amarillo
y me embriago en las calles
recuerdo su vida.
martes, febrero 10, 2009
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