Emulando a Thomas Bernhard:
Lo más terrible para mí es escribir poesía. Nada más difícil. Y desde el instante en que me di cuenta y lo supe, me juré no escribir nada más que poesía.
Después de mi primer libro de poemas, pensé: ¿qué sentido tiene? Dos, Cinco, veinte libros de poemas, ¿cómo terminará todo eso? Cada vez se vuelve más idiota. Y, durante algún tiempo sumamente corto, dejé de escribir poesía por completo.
No estoy seguro. Escribo poemas pero publicar un libro es algo que no pasa por mi cabeza. Quizás es la razón por la que no busco promoverme y evito apariciones en público que sean motivadas por iniciativa mía.
Las escasas lecturas han sido llevadas a cabo para cumplimentar invitaciones de amigos, nunca he tenido voluntad para decir no. Así es como mis promotores altruistas consiguieron mi consentimiento para publicar ese primer libro en papel.
El día que presentamos el poemario, en un recinto encantador y con más de veinte asistentes, mis huéspedes consiguieron vender tres ejemplares. Es la razón por la que advertí solo dos ¿o tres? solicitudes para firmar el libro.
Por todo lo anterior, he comenzado a censurar mis propios poemas aún antes de escribirlos. Mi blog y redes de Internet, no están poblados ahora por mis nuevos poemas que se guardan en carpetas desconocidas o en el olvido, desaparecidos aún antes de ser imaginados.
domingo, julio 05, 2009
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