lunes, agosto 10, 2009

Escalofrío

Todos los días a las 4 y 38 minutos en la madrugada
en la puerta de mi casa se escucha un golpe
alguien golpea la puerta como si llamara o
quisiera decir aquí estoy, en plena oscuridad.

El fantasma toca mi puerta con inusual advertencia
el frío arrecia es la hora más fría y se antoja siempre
una bebida caliente, el visitante extraño a pesar mío
produce siempre un frío terrible, venido de las tumbas.

Luego del extraño ruido en la calle oscura no es posible
dormir u olvidar el incidente, no se puede ignorar un
evento extraordinario que hiela la sangre un frío
aterrador advirtiéndonos de no estar a solas.

Y pues no estamos aislados, vivimos enmedio de hombres
y mujeres que han muerto y que aún reposan junto a
nosotros sobre la faz de la tierra, convivimos con
muertos en descomposición, tarde y noche.

Nosotros pasamos de la vida a la muerte con notoria
facilidad, de una piel gozosa a un cuerpo muerto,
comido por gusanos, en plena y basta putrefacción
pasamos de la vida a la muerte con plena sencillez.

Si un muerto toca a la puerta ¿debo abrir,
si estoy estremecido de pena y terror? ¿acaso no
podemos controlar nuestro miedo y recibir a nuestros
hermanos de tiempos pasados? ¿Es tan frágil el tiempo?

Acaso no podemos abrir la puerta pues nos invade el
terror del llamado a la última morada como seres
vivientes, de pasar de la vida a la muerte, de ser
nosotros quienes tocaremos las puertas de otros.

¿Acaso no somos nosotros los muertos y los muertos
deambulan con una terrible esperanza?
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