Los novios llegan en un auto blanco
como la nieve, seguidos de una caravana
de autos mortuorios y descienden
tomados de la mano
y haciendo camino
hacia la casa del novio.
Los dos están muertos,
estremecidos por un viento helado
se besan y sus rostros pálidos
y duros como la roca se juntan.
Después de la boda,
viajarán a sus tumbas,
cada uno en un féretro,
al mausoleo familiar.
No habían sido enterrados pues
la boda no se habría consumado,
descansarán separados, acaso
los muertos no escuchan
la voz de los vivos
solamente observan,
detrás de un espejo
detrás de las tumbas
de mármol.
domingo, enero 23, 2011
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