Los muertos de Barcelona
no tienen cabeza; los pies
les han sido arrancados;
mi fantasma en la ciudad
recita versos en los
andenes oscuros.
Los muertos recorren los huesos
de la plaza; el barrio gótico
se llena de misioneros
que fuman; las prostitutas
del barrio chino desayunan solas.
Barcelona vive a espaldas del
mar mediterráneo. Un pobre hombre
entra solitario en el bar de Elías;
pide un café solo; una mujerzuela,
suave como las olas tranquilas
del mar, lo mira de reojo.
Los muertos de Barcelona
no tienen pies; los fantasmas
viven en los subterráneos;
el metro es un sitio calmado,
donde la muerte fuma en puro
y el olor a muerto, se confunde
con humo.
Los muertos fueron decapitados
estando de pie; luego ellos
han hecho el esfuerzo
de caminar doce pasos.
Mi fantasma en la ciudad
se arrojó de la Sagrada Familia
un día con lluvia, después
entró en el Bar de Picasso
tomó un café expreso, solo
y postrado en la terraza
miraba la lluvia.
jueves, julio 28, 2011
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2 comentarios:
Está muy bien, Edgar. Me ha gustado conocerlo. Un abrazo.
Gracias Pedro,
Es un poema que escribi hace diez años en Barcelona y que ahora quiero revisar.
Muchisimas gracias por tu comentario.
Un fuerte abrazo.
Edgar
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