Con el tiempo me doy cuenta
de que sí soy Marlon Brando
y de que estuve en la película.
Hoy recuerdo aquélla escena
en la que María, llorando a la
puerta de su casa,
me pedía que me largara.
Después se han sucedido
una hilera interminable de Marías.
Todas ellas, con una vida trágica
que te conmueven, o tal vez
la vida es la tragedia.
Quizá,
no debí salir de la pantalla.
Es el final de la película.
jueves, noviembre 17, 2011
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