No recuerdo cuándo comencé a dividirme en dos.
Pensándolo bien, hace tiempo estaba dividido en tres.
El caso es que me sorprendo chateando con mi otro yo.
Uno necesita del otro para no sentir desolación.
Cuando me posiciono frente a la computadora no sé exactamente
a cuál de los tres individuos represento.
Hasta que comienzo a disparar los dedos.
Dos se conocen, son grandes amigos.
A veces discuten.
Ya una vez me rompí la nariz.
En otra ocasión cerré la puerta del auto
cuando mi otro yo estaba a punto de salir.
Edgar A. necesita de Edgar A.
El otro necesita a veces uno a veces otro.
Tres desconocidos durmiendo dentro de un mismo techo.
Con profesiones distintas, guardarropas diferentes.
Automóviles distintos. Medicinas diferentes.
Emociones para cada cual.
Cada uno de los tres vive enamorado de alguien diferente.
Los tres tienen presencia activa en la Internet.
Ignoro ahora quién escribe ésto.
Necesito hacerlo.
Me estoy volviendo loco.
jueves, enero 19, 2012
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