lunes, abril 23, 2012

El día del libro


Manejaba yo un día en Cuernavaca
paré el automóvil en un café muy concurrido
doblé el auto en triángulos delgados
y entré al Café.

"Buenos días Artaud" -dijo la camarera;
pedí un expreso triple largo
y me acomodé en la barra.

"Hoy es el día del libro" -dijo Azucena
-así se llama la bellísima camarera-
"Sí, de eso vengo huyendo" -respondí.

Estoy cansado de los libros impresos
deberían resucitar a los nazis
para que regresen a quemar todos los libros
sería maravilloso.

Deberían inventar libros
donde puedas esconder la cabeza
o deberían suprmir la palabra "libro"
de los diccionarios
-pensé acertadamente.

Entonces recordé las sabias palabras
del filósofo Stephen Downes:
"No, los libros no desaparecerán,
guardaremos algunos en los museos."

Con la imagen de Downes en la cabeza
salí del café
desenrollé mi automóvil
y reemprendí mi viaje al fin del mundo.
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