Nada molesta más que charlar con amigos
que solo hablan de sus hijos
de lo maravillosamente buenos
que son sus descendientes
de lo extraordinario y meritorio
que justifica no hablar de ningún otro asunto
procuras escabullirte, no escuchar;
cualquier pregunta que haces
intentando cambiar el rumbo
deviene en el mismo derrotero
es algo que provoca
tomar un cuchillo de cocina
y ensartarlo en su estómago
mientras gritas:
"NO QUIERO QUE HABLES DE TUS
MALDITOS HIJOS,
carajo, no abandones la vida
todavía quedan cosas por hacer."
sábado, mayo 05, 2012
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