La Semana Santa marca el inicio de las lluvias
la crueldad de los días y el porvenir
andando en la calle, mirando con ojos
de artrópodo, sin conseguir aplacar
los sentimientos, bebiendo té de toronjil
para los nervios, en el café, con pan dulce.
El próximo Director de la Facultad será
impuesto como siempre, ahora comienza
el cabildeo, para atesorar las respuestas
y preparar el terreno, siempre lodoso,
lleno de fango, lleno de tristeza.
En la televisión hemos visto "El Evangelio
prohibido de Judas", el apóstol que se
ahorcó luego de saber que Jesucristo
sería asesinado. Pero comienzan las lluvias
con estruendo, como si el Dios Júpiter
estallara de ira, los techos de lámina
se desprenden y vuelan, un poco,
como si quisieran, convertirse en águilas;
los profesores amigos se refugian para
tomar café con whisky y charlar, sobre
la desaparición del Náhuatl, "deberíamos
formar un club para la defensa de nuestra
lengua", ¿cómo se dice No quiero Morir?
Amo ninequi nimiquis. Nican Niyolqui.
No quiero morir. Nací aquí.
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