Al final de la película de Fritz Lang,
paramos en el bar de Jennifer y Andrea
a tomar pisco, y un marica vestido de mujer
me dirigió un saludo,
me gustaría abrazarte,
-dijo
pero me dirigí a la barra
para charlar un poco con Jennifer.
Andrea me sirvió un pisco sour
y hablamos de poetas italianos
a pesar de todo, prefiero César Pavese,
-le dije
entonces ofrecí a Jennifer
unos dulces de tamarindo picante,
había traído un mezcal con gusanos
pero nos lo habíamos bebido
no te preocupes, -respondió,
ya comprarás otro por aquí;
el bar de la calle Arribau
se llena de maricas
algunos vestidos de mujer
todos muy buenas gentes
charlando, saludando,
el camarero es muy agradable
un hombre encantador
lo juro.
viernes, junio 30, 2006
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