lunes, marzo 26, 2007

Don Bardo


Se me zafó el hombro dos veces
en una puta semana
y el viejo don Bardo me recibió
con un gesto de fastidio
"otra vez el hombro zafado"
me untó el consabido unguento
y comenzó a retorcerme el brazo,
yo comencé a gritar, no sabía
si reir o llorar, pero hice ambas
cosas; eres un cobarde -dijo
pero siempre vuelves;
es que soy un poeta sadomasoquista,
respondí
después sacó una botella de aguardiente
y dos sillas de mimbre
y nos sentamos al pórtico
para ver caer la tarde
y olvidar mi dolor.
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