Poema de mi idiotez
Estoy desesperado porque no llueve,
porque Dios se olvidó que Darío calla si no llueve.
Estoy marihuano;
siento en el estómago alacranes y fósforos de guerra
espero suicidarme cuando acabe el cigarrillo.
Ahí va...
Voy llegando a cualquier cafisio último.
Las glándulas arreglan sus ropas para el viaje.
Voy a vivir al otro lado.
También hay cine
y la cerveza es sangre de las vírgenes.
Dios necesita un compañero loco
que le ayude a ponerse sus manoplas
y lo lleve cuando ebrio a su buharda.
Me voy en el bus del infierno.
No quiero morir sin comer mandarina
con yodo y con alambre,
sin comerme un búho asado al calor de unos brazos.
No me gusta el frente de las casas.
No me importan sus avisos de neón ni sus maridos.
Hablo con mi boca.
Fumo con mis ojos.
No quiero ver mujeres con los brazos lelos.
Cuando muera
el cigarrillo estará fumado,
esfumado.
Me duelen los kilómetros que anduve cuando viejo.
La barba está amarilla.
La luna es una aguja.
Descubrí la América.
Mi cerebro está lleno de humo y de cemento.
Estás espléndido hoy, Darío Lemos,
el mundo se mira en tu rostro de habichuela
y los helados de nevera se aman en el frío.
El cigarrillo se acabó
y yo me suicido.
Adiós maga.
Adiós muerte.
Me suicidé hace un momento
y ahora vivo conmigo y con Darío.
domingo, diciembre 14, 2008
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