lunes, enero 18, 2010

Con timón y en el delirio

En el supermercado a una mujer se le cayó encima
el canasto de las verduras
estiré instintivamente mi brazo lastimado
y aguanté con los dientes un grito muy agudo
Arrgggghhhhhhhhhhhh.

Llegué al sitio de lectura con el brazo inmóvil y
me subí a la mesa para leer más cómodo.

Enseguida leyeron ocho poetas de distintos sitios:
Poetas de Bolivia, Chinguirito o regiones de mi
país como ChivasRegados ó ZapatosdeZapata.

Concluí mi lectura y busqué el sitio de las botellas
de mezcal y ron y café y galletas. Los demás poetas se
juntaron en rueda para hablar de sí mismos.

Intercambiaron libros y se besaron, luego se desnudaron
e hicieron el amor y se vistieron e hicieron el amor.

Dos horas después de finalizada la lectura y la orgía
de la semana, a media comida en el restaurante oficial
observé uno de los libros: es un libro bonito.

Demasiado tarde. La Poetisa ya no estaba.
De todos modos yo no había intercambiado mi libro.
Tampoco repartí besos. Ni muchos menos me acosté
con un Poeta homosexual.

Encendí un cigarro y me dí cuenta de que yo no fumo.

Alguien me dijo que los poetas acordaron conformar una
mafia de artistas en orgía.

Tenían un nuevo lema: con timón y en el delirio.
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