Entró en la casa por la puerta del garage,
las cabezas de su esposa y de su hija sobresalían
en los asientos delanteros del Volkswagen;
el cuerpo de su mujer apareció boca abajo en el piso del baño,
su hija inerte con los brazos extendidos yacía sobre la cama;
encontró a su mujer y a su hija destrozados en el clóset,
su esposa y la hija colgaban en el patio, ahorcadas y con la
lengua fuera de la boca;
regresó a la sala y encendió la televisión,
un grupo de sicarios aguarda en la puerta,
los sicarios bloquearon la entrada, tuvo miedo.
El temor le hizo esconderse a toda prisa,
su mujer y su hija yacen sobre el piso ahorcadas,
con un rictus de terror que les desconfigura el rostro;
no supo qué hacer, el terror lo invadió como un escalofrío,
tenía miedo de salir, miedo de ser detenido por maleantes;
miedo de ser lanzado de un tercer piso, arrojado al vacío,
miedo de encontrar a los verdugos con armas apuntándole,
miedo de perder a su esposa y a su hija, miedo de morir;
miedo, siempre miedo.
viernes, febrero 12, 2010
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2 comentarios:
el miedo
paraliza y elimina toda razón
aunque hay quienes lo combaten
vívido tu texto edgar
directo al hueso
felíz fin de semana
Gracias Licha,
Nos vemos en Facebook.
Edgar
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