Nunca he dejado de ser un imbécil
desde que salí del vientre de la
mujer de mi padre.
En el bachillerato te perseguí
acosando tu hermosa libertad
para decidir.
En las aulas yo era un idiota
aspirando a discutir con serenidad.
Llegar al mas alto nivel,
no quita lo pendejo.
Ser buena gente, tampoco.
Con el tiempo aprendí a convivir
con los defectos.
No te queda más remedio,
no puedes arrancarte el corazón
y seguir en la pelea.
Cuando parecía que la edad
y la experiencia,
lo curaban todo
reapareció la pendejez.
Moriré pendejo
Esta es la conclusión.
martes, septiembre 21, 2010
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3 comentarios:
Bueno, realmente.
El sentimiento de culpa y resignaciòn buen expresado.
La edad y la experiencia, solo te dan una mano de pintura. Por dentro, eres el mismo.
bien escrito.
Un abrazo.
Hola,
Gracias por sus sabias palabras.
Mi reconocimiento y un abrazo.
Edgar
edgar
una vez escuché a fito paes en una entrevista, que el hombre sigue siendo pendejo aunque tenga muchos años, y es quizá su rasgo mejor guardado he allí quizá la fuente de la eterna juventud
felices quienes pueden conservar a su nene interno vivo!!
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