viernes, enero 29, 2010

La muñeca rota

En la pantalla de mi computadora veo una mujer que se mueve
y surge casi desnuda bailando en bikini
se mueve fuera de la pantalla y desciende al teclado
baila para mí, es una muñeca, quizás de 10 centímetros
que me mira incisiva, con sus ojos negros brillantes
es una gitana preciosa que no puedo amar -es tan pequeña-
y tampoco habla, solo se mueve, cadenciosamente,
en la noche, sus movimientos torturan mi deseo de tenerla
conmigo en la cama, sabe lo que hace, menea las caderas
frenéticamente, se voltea de espaldas, camina sobre la mesa
con sus piececitos descalzos y las manos caídas,
casi me vuelve loco, enciendo un cerillo y lo acerco a su rostro
ella se incendia, como un bonzo, arrodillada sobre la mesa,
la mesa no se quema, el fuego no se propaga, miro su rostro
poco a poco incendiarse, el cabello ardiendo, no dice palabras,
sucumbe con el fuego, carbonizada, suspende todo vestigio
de vida, se muere mi pequeñita mujer, se incendia toda
solo quedan sus restos carbonizados, la observo tristemente
y busco un bikini parecido al suyo, comienzo a bailar
mientras me hago pequeño, me introduzco a la pantalla de mi
computadora, alguien apaga la luz, me viene la angustia
ahora habito, una realidad disminuida, una imagen en dos
dimensiones, esperando alguna activación, que me permita
mostrarme y generar algún deseo fervientemente incendiario.
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