domingo, marzo 28, 2010

Nosotros somos robots

Nosotros somos robots
-Edgar Altamirano

Cuando era adolescente solía mirar frente al espejo directamente mis ojos y tratar de penetrar el interior, entonces sentía un gran vacío, un terrible vacío, un abismo que indicaba lo pequeño e insignificante de mi propia vida: desapareceré como todos al morir y me diluiré en la nada, después de la muerte no existimos, el yo se diluye y extingue con la muerte cerebral, no somos nada, nada.
Esa sensación terrible de asumir algo que enfrento ante la vida era difícil de soportar, es insoportable, el terror y el vacío que experimentaba me obligaba a suspender la vista, dejar de ver en el espejo, no querer intentarlo nuevamente, olvidar.
Estos recuerdos de juventud vienen a mi mente justo ahora con la relectura del artículo "Learning Networks and Connective Knowledge" de Stephen Downes y con las ideas expresadas en diversos artículos como "What is the unique idea in Connectivism?" de George Siemens. ¿Cuál es el sentido? ¿Cuál la relación?
Pues bien, creo que las ideas centrales enunciadas por Downes y Siemens no han sido debidamente interpretadas y debatidas aún, en parte por la diversidad de ideas alrededor de ésto que especialmente Downes refiere cotidianamente de muchos otros autores con el mismo tipo y tendencia de considerar un modelo de redes bajo un enfoque tácitamente materialista en contrasentido al punto de vista cognitivista para la interpretación del yo, del pensamiento individual, del conocimiento personal, residiendo en nuestras propias mentes.
Revisemos la afirmación ampliamente conocida de George Siemens: "El conectivismo es la aplicación de los principios de redes para definir ambos, el conocimiento y el proceso del aprendizaje. El conocimiento se define como un patrón particular de relaciones y el aprendizaje como la creación de nuevas conexiones y patrones, tanto como la habilidad para manipular las redes y patrones existentes".
Según Downes, lo que llamamos conocimiento es el reconocimiento de un patrón de relaciones en un conjunto de eventos neuronales. En este sentido el aprendizaje no es, -no puede ser-, la transferencia de contenidos mentales.
En un sentido estricto, no existe semántica en el aprendizaje en redes, porque no hay significados en este aprendizaje, y por tanto la práctica constructivista de crear significados no tiene sentido.
Aún cuando existe una renovada bibliografía sobre el tema del conectivismo como una teoría emergente para interpretar tanto conocimiento como aprendizaje, la síntesis que nos dejan todos estos indicios me indican propiamente un terrible escalofrío: nuestros pensamientos pudieran no tener sentido, pudiera no existir el yo humano, el motor que nos hace creativos día con día, el ser cada uno diferente, vivir emociones y fracasos, esperanzas e ilusiones, ser buenos o malos, tener significado en nuestras vidas, si nuestro pensamiento y aprendizaje responde a un reconocimiento automático de patrones en la red neuronal, nuestro pensamiento tiene entonces una razón materialista, es producto físico, reside en algo biológico, en nuestra red neuronal, no existe propiamente el yo humano, somos robots, robots biológicos, autómatas biológicos, no existimos, para nada.
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