Estaba por salir para saludar a mi amigo cuando
llamaron por teléfono: "su amigo está muerto,
no haga alboroto porque usted es el que sigue"
y colgaron.
Al día siguiente leí en las noticias:
"encontraron cachitos de los dedos del poeta
famoso Merengano de Tal por Cual, se teme
por su vida".
Me negué a salir de casa durante meses,
olvidé las noticias y los poemas de mi amigo,
me encerré en un ostrasismo antipoeta y vago,
no entiendo porqué matan a los poetas
con una saña inaudita.
Empecé a mirar los dedos de mis manos
imaginando los cachitos.
Entonces decidí salir
a visitar la tumba de mi amigo.
"Buenos días señor maleante,
¿cómo está usted?
Buenos Días señora de Sopa,
saludos al Diputado,
buenos días, buenos días".
Llegué a la tumba de mi amigo
y me pasé de largo;
un caballero con abrigo, lentes oscuros
y sombrero, perseguía mis pasos.
Me apresuré a salir del cementerio
pero un hombre corpulento
me arrojó dentro de un auto,
"te vamos a cortar los dedos
y los meteremos en tu estómago"
-éso dijo,
"Espere señor maleante,
¿no podría usted matar
a todos los hombres malos
que han arruinado este país?"
"¿ya terminaste de hablar
hijo de puta?"
-fue lo último que dijo.
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