domingo, noviembre 20, 2005

Edgar Altamirano

Edgar Altamirano
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domingo, noviembre 13, 2005

Clases de Arte

Clases de Arte.

Por las tardes suelo ir al taller de pintura,
a relajarme un poco, con el sol de frente
realizando algunos dibujos a lápiz
bajo la mirada incisiva del profesor de artes

Prefiero dibujar rostros con exceso de líneas
en el rostro, ensombrecidos por la poca luz
o el reflejo tardío de los focos, en el pasillo
de la Escuela de Artes, en la Universidad

en medio de sombras que llegan para ejercitar
la voz, las piernas, la mente, las emociones
las palabras ardientes que surgen de la ventana
donde jóvenes y viejos escriben poemas

yo suelo ir al taller de pintura, a relajarme un poco
bajo la mirada adusta del profesor de artes
que exige de nosotros mas cuidado en el trabajo
nos tensa los nervios, exige cuidados que

alteran los sentidos, el tiempo transcurre y
se termina la tarde, anochece pronto en estos
días del otoño, es de noche y no podemos
abandonar el taller sin terminar los dibujos.
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miércoles, noviembre 02, 2005

Envejecer

"Envejecer es una cosa terrible... Todo es malo. Te deterioras físicamente y te mueres"
- Woody Allen.
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martes, noviembre 01, 2005

El día en que Roberto Bolaño se convirtió en libro

El día en que Roberto Bolaño se convirtió en libro

Aún lo recuerdo, sucio, con el cabello largo
leyendo poemas
en la torre de Rectoría
parecía el hermano gemelo de Mario Santiago
caminábamos bajo la lluvia, un grupo de jóvenes poetas
que mas bien parecíamos, una pandilla de maleantes;
en busca de alcohol y un poco de tabaco, para
paliar el frío en Ciudad de México
en los años setentas, cuando la inconformidad estudiantil
se mostraba en los mercados, con altavoces
hablando mal del gobierno, por supuesto
que los jóvenes siempre tuvimos la razón de nuestro lado.

En la glorieta de Tlalpan, con José Peguero, bebiendo pisco
en espera de la luna, para leer poemas que inventábamos
mirando a los sonámbulos trasvestis, discutiendo
sobre Poesía y Poetas. Todos compartimos
aquel viejo amor por la Poesía que nos corría en las venas
pues creímos, que todo Poeta era inmortal.

En los muelles de Cataluña, pensando en las muertas de Juárez,
taciturno, mirando el mar mediterráneo, respirando el pasado
esperando a que lloviera, en espera del milagro
trabajando para ello, así ocurrió, Roberto Bolaño, se
convirtió en libro, en un Hospital que esta situado
cerca de la salida de una estación del Metro en Barcelona.
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