Desde una azotehuela,
un viejo deja caer un madero
sobre de un automóvil;
el hombre que sale de casa
mira su auto destruido;
arriba el espacio azul claro del día
muestra una gran sonrisa
y el viejo tiene una mirada triste;
el hombre mira el capó de su auto rojo
atravesado por un gran madero,
luego escudriña en los ojos del pobre anciano
que comienza a temblar
"me gustaría darte una palmada en el hombro,
para tranquilizaros" -piensa,
pero solo va hacia el auto rojo
y extrae el madero que arroja
lejos del patio
y luego saluda con un leve guiño
al infractor cuyo rostro
no abandona jamás la tristeza.
