martes, julio 25, 2006

Los viejos

La piel de los viejos está hecha de corteza de árbol,
ellos han gastado sus vidas para construir una casa
donde habitarán los descendientes de sus hijos;
su vida ha transcurrido entre el sudor del trabajo
en el campo y la tranquilidad de la noche cuando
todo es silencio y la bruma se calla para escuchar
a los viejos conversar en el pórtico;

los viejos hablan de la bondad de la tierra y el
milagro del tiempo, beben aguardiente en tazas
de barro y cuando hay luna llena juegan a identificar
sombras lejanas con árboles, montículos o animales
nocturnos.

En sus conversaciones abundan referencias a
ciudades lejanas, amigos desaparecidos o
familiares cercanos que se han ido
a buscar otra senda que les dé mas futuro,
una vida de progreso y modernidad que no
se conoce en el campo, donde solo hay
la rutina del día y el descanso en la noche.

Pero los viejos saben que su vida es así
y no podrían evadirse de ella, aunque quisieran
dejarlo, son parte de los montes que habitan;
la luna y el paisaje y el agua que corre en
los bordos no existe sin ellos;

Alguno de los viejos ha ido a la ciudad a
conocer y convivir con los nietos,
pero no entendió nunca las formas de vida
y de trabajo, es mejor vivir en el monte
levantarse con el sol y dar de comer a
los animales, sentir la energía natural y
mirar el horizonte, nada como ésto y
arreglar los desperfectos de la casa
que algún día habitarán los descendientes
de los hijos cuando ellos decidan dejar
la ciudad y venirse a vivir en el campo.
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