soledad

Espero en el campus
a uno de mis estudiantes
estoy solo
dentro y fuera
el campus me parece enorme
y vacío
como si solo yo existiera
en el mundo
saber que estas solo
no puedes hablar con nadie
¿para que hablas?
nadie escucha tu voz
no hay motivación para nada
nadie llega
miras transcurrir el tiempo
el cambio de la luz
tomo una fotografía
¿para enseñarla a quién?
vivir en un mundo vacío
es terrible
intentar siquiera imaginar
es terrible
sentir
es terrible.

soledad

sonrisas

Salí a cobrar un cheque
la mujer en la ventanilla
me sonríe:
Usted vino el sábado,
a cobrar un cheque
y ahora vuelve otra vez;
sí, así es,
le devolví una sonrisa
el Banco estaba hasta los topes
las filas daban vuelta a la manzana
la mujer de la ventanilla sonreía
con sus labios rojos, mirándome
de cerca, sus ojos grandes, negros
brillando en la luz tenue del
interior del Banco
observé dulcemente sus pecas
mientras contaba los billetes
de baja denominación
se equivocó dos veces
y los que estaban formados
detrás de mí no protestaban
-aún-
ella levantó la vista y
me devolvió una sonrisa franca
de ilusión
me dieron ganas de meter la
cabeza por la ventanilla
y darle un beso emocionado
¿volverás mañana? -dijo
y sus palabras eran una invitación
poco frecuente
en los Bancos los empleados
en las ventanillas no hacen
charla con los clientes
ésto es inusual.

sonrisas

pintura

Estoy escuchando radio Second Life
mi sobrina lava trastes de mala gana
el gato duerme sobre una silla a disgusto
mi esposa descansa en la recámara
los peces flotan sumergidos
no escucho ladrar a los perros
la impresora se niega a imprimir
correctamente
en la radio hablan del Titanic,
después promueven un concierto en vivo
apago la radio
pienso en miles de tareas pendientes
pero no me preocupo
hay un silencio silencio
escribo estas palabras
para ustedes.

pintura

pulquerias

Subí con Rodolfo Hinostroza
y Claude Beausoleil
para hacer algunas preguntas
que contestaron amables,
por ejemplo, de la enemistad
de Hinostroza con el movimiento
Hora Zero de Perú
o de comparar los poemas
a la ciudad de México
de Claude Beausoleil
con los textos del poeta
mexicano Efraín Huerta;
después salí, hacía frío
me quedé tres días
aceptando el hospedaje
que me ofreció un amigo
me invitó a Tlaxcala
la ciudad de los traidores
a degustar comida azteca:
de primer plato
sopa de tortilla
de segundo
conejo, bañado en pulque
y chipotle,
buñuelos de miel con queso,
no recuerdo
ningún otro día
incluído Europa
en que haya saboreado
tan delicioso banquete
digno de los Dioses.
Al otro día,
comida española:
paella negra
tablas de jamón serrano
y queso manchego
pan de ajo
con aceite de Oliva
vino tinto Rioja
crema catalana.
Al otro día:
sopa de frijol,
mole poblano con arroz
y un chile en nogada
camotes dulces;
visitas a los museos
la vista desde el monte:
los tlaxcaltecas se unieron a
los españoles
para conquistar a México;
aunque la traición
nunca se perdona
tengo buenos amigos
con quienes estudié
y nos damos un gran abrazo:
yo, Mexica
tú, tlaxcalteca
después vamos a las pulquerías
a beber, curados de pulque
de fresa, coco y por supuesto
néctar puro y sin curar.

pulquerias

Hinostroza

El rostro adusto,
Hinostroza, cuarenta años después
esta aquí, leyendo poemas
no como antaño, ahora
parece tener sueño, se vé cansado:
el gran contraste de las edades,
entonces toma el micrófono
y se transforma,
su voz resuena grave, severa
en todo lo ancho y largo
de la sala, sus palabras son
como elementos de una artesanía
cuidadosamente elaborada
reniega de sus poemas de juventud
aunque con gran elegancia
señala que con cada libro,
él cambia forma y fondo,
lo cual es mentira, pero ahora
está aquí, enfrente, leyendo
sus quince minutos de gloria
en el IX Festival Internacional
de Puebla, en la Casa del Escritor,
un día 18 de noviembre, del año en curso.

Hinostroza

Contranatura

No encontré el libro
de Rodolfo Hinostroza,
Contranatura
lo que parece increíble
pues era uno de los que siempre
retomaba, para leer un poco.

Cuando extraviamos algo
nuestra vida
se desconcierta
y buscamos siempre
confundidos;

pero mi pensamiento continúa
siempre fijo en el lugar
donde solía incluir el libro
de Hinostroza.

La vida pierde sentido
afortunadamente,
he visto el libro
y he comprado
un billete de autobús
para ir a Puebla.

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Contranatura

Furor por Puebla

Dos viejos conocidos
Rodolfo Hinostroza
y Claude Beausoleil
leerán mañana en
la Casa del Escritor
en Puebla.
Busco sus libros:
Contranatura, y
Furor por México.
El primero fue un
referente en mis lecturas;
el segundo es un poco
más reciente
saldré de madrugada
es un viaje largo
se me ha ocurrido
que puedo llevar mi viejo
libro, para que lo vea Rodolfo
quiero decirle que hace mucho
he leído sus poemas
él vivía en Europa
envejeció en Perú
y ahora me sorprende
con éstos viajes largos
(ha ido a Pekín)
para leer poemas;
respecto a Claude Beausoleil
sé que adora a México
su libro es un referente
para nosotros,
de cara al futuro
de él solo quiero
encontrar ése rostro,
su voz y ésa vida
que generó aquéllos poemas
de su furor por México.

Furor por Puebla

El teléfono móvil

El teléfono móvil está enfermo
pasé a un sitio
donde realizan cirugía
a los teléfonos móviles
mi teléfono está enfermo, -dije
¿qué le sucede?
no habla, -contesté
se queda callado.
El enorme hombre detrás del mostrador
agarró mi aparato
y comenzó a desarmar
todas las piezas
no sirve la tarjeta de sonido
dijo cuando ya tenía todas las piezas
desarmadas
siéntese, no tardaré mucho
el sol caía en la tarde
los adolescentes llegaban para estar
presentes en el zócalo
después se hizo de noche
ahora estaba mal el flexible
y la pantalla
el buen hombre armaba y desarmaba
mi pobre teléfono
tenía un desorden en la mesa
mandó a traer dos cervezas
no se desespere, dijo
comencé a sentarme en la banqueta
para mirar a las mujeres
y beber cerveza
poco a poco cesó la peregrinación
de mujeres
y el señor de los teléfonos, mandó
a que me ofrecieran un six pack
de botellas muy frías
que bien, al menos es el primer
comerciante que te ofrece cerveza
mientras esperas
el teléfono no podía quedar
desarmaba otros teléfonos y revolvía
las piezas
la mezcla era tal, que no entendía;
encendió un televisor
es una película muy vieja, -dijo
empecé a frecuentar su pequeño baño
y el apagó algunas luces
y bajó a medias la cortina
no me gusta que los clientes me vean
cuando tomo cervezas, dijo
para entonces no podía tenerse en pie
y creo que yo tampoco;
mejor venga mañana, -dijo
tómese una última cerveza, y
voy a cerrar, hasta luego.
Entonces cerró el negocio
y se fué tambaleando por las calles
yo estaba sentado en la banqueta
mirando la luna a lo alto
y terminando de beber esta cerveza.

El teléfono móvil

en el mercado

Ibamos para el mercado cuando
un conductor metió sorpresivamente su
auto delante nuestro
tuve que frenar bruscamente para que
el otro auto nos rebasara
¡eres un bruto! alcancé a gritar
pero el zopenco no escuchó porque ya
estaba ocupado adelantando otro auto
Más adelante encontré al conductor
que nos rebasó destapando una cerveza
"Mierda, no se cómo dejan sueltos a los brutos"
dije mirándolo a la cara.
Bájate cabrón, me dijo amenazante
Déjalo, está borracho
vociferó mi esposa
¿qué no entiendes que es un narco?
¿porqué tienes que pelear con todo mundo?
¿no puedes llevarme al mercado en paz?
etcétera etcétera etcétera
estacioné el auto en algún sitio apenas
libre
mi mujer se fué al mercado y yo saqué los
libros y los discos y la Coca-cola que
solía traer los domingos
me puse a leer y a escuchar un disco
de Nine Rain pero ya intuía que el hombre
joven mal encarado y musculoso nos había
roto el puto día.

en el mercado

El monstruo

En el traspatio de casa
vive un monstruo
detrás de la barda
él asoma su rostro
en las noches oscuras
negras muy negras
donde no se ve nada
excepto su rostro;
cuando es medianoche
yo salgo al traspatio
y entonces me observa
se apodera de mí
y no hay sitio en el mundo
donde él no me encuentre;
mirarlo, produce terror
pero él es mi dueño
y yo le obedezco,
de momento
se conforma con verme
salir por las noches
y me invade un temblor
de los dedos de los pies
al cabello
y no puedo evitarlo
todas las noches oscuras
yo salgo desnudo al traspatio.

El monstruo

Viajé a la ciudad

Viajé a la ciudad de México
para devolver un boleto de autobús
en la Secretaría de Cultura
que nos invitó a leer
en la Feria del Libro
nos pagaron todo
pero querían los dos boletos
de ida y vuelta
para las comprobaciones
entonces tuve que viajar otra vez
para devolver el boleto
pero no importa
en el autobús pasaron otra vez
la misma película de siempre
me puse a llorar con la historia
de un joven futbolista inglés
que anhelaba el éxito: meter goles
y su padre murió en la historia
y el personaje se sobrepone a todo
y mete goles
entonces comienzo a llorar con él
venía llorando en el autobús
cuando entrábamos a México
"iré a la librería Ghandi"
pensé,
pero el destino
me llevaría por otros rumbos.

Viajé a la ciudad

un amigo

Fuí al zócalo del pueblo
había un grupo musical tocando
en la gran plaza
algunas mujeres indígenas con sus hijos
en brazos y sus faldas largas
bailaban alegres
usaban huaraches
un amigo atravesó la plaza para invitarme
al café
entonces pasó a nuestro lado un poeta envejecido
nos saludó, iba con su mujer
dos payasos con piernas largas de madera se
tomaban fotografías con los chiquillos
jóvenes estudiantes se agrupaban cerca
de los árboles y fumaban
algunos enamorados se abrazaban en las bancas
del parque
mi amigo hablaba de poetas, luego pasó a
comentar sobre cantautores provincianos
"este tipo de artistas desconocidos necesitan
quien les grabe un disco" -eso dijo mi amigo;
uno de mis hermanos atravesó ahora la plaza
y se encontró conmigo
su esposa y él hablaron de mi cumpleaños
"nunca lo festejo", comenté escueto;
unas chicas adolescentes muy guapas estaban
fumando marihuana junto a un árbol milenario
se pasaban el cigarro arrugado y lo miraban
y lo llevaban a sus labios pintados y
sonreían con nerviosismo
mi amigo se despidió diciéndo que llamará
mañana a un gran poeta
"te llamaré para que vayamos todos al restaurante
de la esquina"
"puedes tomar todo el café que quieras por una
sola cuota"
éso dijo.

un amigo

Tenochtitlan

Tenía que haberme tirado.
Luego de la lectura en el zócalo
era el momento justo
desde el hotel Majestic
donde nos hospedaron
donde Tunick tomo la fotografía
donde también aparezco
tenía que haber saltado al vacío
y acabar con todo esto
de una forma heroica
después de ver una fotografía
que la Mónica nos ha tomado
no me queda la menor duda
tenía que hacerlo
en aquel momento en la terraza
cuando desayunábamos
con las chicas de la secretaria de cultura
y me asomé al abismo
dije es el momento
détente
cometí el error
de pensar en nuestras acompañantes
cometí el error
de no arrojarme al vacío
en la gran plaza heroica
de nuestro heroico Tenochtitlán.

Tenochtitlan