martes, enero 06, 2009

La aparición del día (de Héctor Hernández Montecinos)

LA APARICION DEL DIA
[ensayo de poema]
-Héctor Hernández Montecinos (Chile)

El Popol Vuh y el Primero Sueño de sor Juana, como Artaud, se abandonan a la exaltación del “día después”, el que vendrá y ya ha venido. No hay que olvidar que el otro nombre del Libro de los Muertos egipcio es, precisamente, La aparición del día, y que su más frecuente invocación coincide con la del Popol Vuh: invocación de la palabra y el alba. Porque, en el Popol Vuh, la raíz del hombre es la palabra, y la palabra se oculta y se crea en el sueño anterior al alba.

LA IMAGEN DESOLLADA
Enrique Flores Esquivel


[1]

Todo ha sido un sueño
No me cabe ninguna duda,
creyendo que las dudas pueden escribirse en algún momento

Tal vez sí
las dudas son sueños que no recordamos
y que nos persiguen poniéndose entre medio de nosotros

y cualquier cosa como los ojos
Escribo esto entonces con la duda y la certeza
de que no es ni lo uno ni lo otro

Es un sueño que se continúa escribiendo
desde la primera noche de la humanidad
cuando un hombre o una mujer o un niño o una anciana

alzó su cabeza al cielo estrellado y se quedó absorto
Todo refulgía y estaba en movimiento
Los cuerpos celestes danzaban porque aún creían en ellos

se reían y cantaban los puedo ver
esas primeras gentes también los pudieron ver
desde una gruta o una caverna fría y húmeda

Es el mismo éxtasis que desbordaba a ese ser humano
la misma intuición de que esas pequeñas luces
son más grandes que la misma noche que las contiene

Esa es la esperanza la angustia y la alucinación
del poema que aún no se ha escrito
es la necesidad de ese anónimo

que tomó unas tablillas de barro y escribió en ellas
Desde ese único momento hasta el día de hoy
la noche está entre sus manos y las nuestras

y todas las estrellas se han convertido
en las pocas letras
que aún quedan vivas en nuestras lenguas

Las bocas son esas cavernas frías
las bocas son esas noches rutilantes
Ojos Manos Lenguas que iluminan a través del poema

Sólo vemos su luz
porque las estrellas están muertas
y su último canto es el que se oye en cada noche

como esta misma en la que estoy escribiendo
Es la agonía de desaparecer
es la angustia de la Aparición del día

(seguir leyendo el poema aquí)
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