miércoles, febrero 11, 2009

El día que Roberto se convirtió en libro

Aún lo recuerdo, sucio, con el cabello largo
leyendo poemas
en la torre de Rectoría
parecía el hermano gemelo de Mario Santiago
caminábamos bajo la lluvia, un grupo de jóvenes poetas
que mas bien parecíamos, una pandilla de maleantes;
en busca de alcohol y un poco de tabaco, para
paliar el frío en Ciudad de México
en los años setentas, cuando la inconformidad estudiantil
se mostraba en los mercados, con altavoces
hablando mal del gobierno, por supuesto
que los jóvenes siempre tuvimos la razón de nuestro lado.

En la glorieta de Tlalpan, con José Peguero, bebiendo pisco
en espera de la luna, para leer poemas que inventábamos
mirando a los sonámbulos trasvestis, discutiendo
sobre Poesía y Poetas. Todos compartimos
aquel viejo amor por la Poesía que nos corría en las venas
pues creímos, que todo Poeta era inmortal.

En los muelles de Cataluña, pensando en las muertas de Juárez,
taciturno, mirando el mar mediterráneo, respirando el pasado
esperando a que lloviera, en espera del milagro
trabajando para ello, así ocurrió, Roberto Bolaño, se
convirtió en libro, en el Hospital de Vall d'Hebron
cerca de la salida de la estación del Metro con el mismo nombre
en Barcelona.
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1 comentario:

Ozzd dijo...

muy buen articulo, me gusto tu blog. Hasta la proxima.
saludos
FMDO OZZD