y me dispuse a salir
para jugar arrancones
con los taxistas y los
microbuseros.
Así es que enfilé
directamente hacia el
zócalo.
Estuve a punto de chocar
con un microbusero
cuando me pegué de costado
a su vehículo,
el operador lanzaba espuma
por la boca.
"¡Bájate cabrón!" -me dijo,
"¡A ver si eres tan bueno,
como la gripe del puerco!".
-insistió.
El operador detuvo la cosa
y se bajó del microbús,
pero yo aceleré.
Se quedó lanzando maldiciones
pero gané otra vez.
Me detuve junto al bar
"Iguanas ranas",
para tomar una cerveza.
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1 comentario:
supongo que para las "chelas " la tapaboca hizo una tregua en el camino y liberó a su prisionero...
muakis de sol
cuidate , los reflejos a veces con uno o dos grados más tienden a quedarse "pegaos"
felíz fin de semanita
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