martes, julio 13, 2010

M. M.

En Barcelona,
vivía con un joven austriaco
que tenía muchas novias,
él se hacía el examen del sida,
pero este no era el asunto,
el caso es que siempre desayunaba
lo mismo: croissants de chocolate,
huevos con tocino y pan en mantequilla.
Yo desayunaba refrescos de dieta
y claras de huevo en pan sin azúcar.
Luego él se iba al trabajo,
yo entraba en un bar
para leer el periódico,
antes de trabajar mi Poesía.
Por la noche cenábamos juntos
él traía hamburguesas con tocino
y queso amarillo.
Yo bebía leche deslactosada
y pan sin azúcar.
El siempre presumía sus conquistas
en los bares de fin de semana.
Pero después sucedió,
se infectó con el sida
y regresó a la casa paterna.
Yo retorné a mi País.
Ahora, cuando bebo cerveza
y hamburguesas con queso amarillo
y me embriago en las calles
recuerdo emocionado su vida.
Share/Bookmark

1 comentario:

Prado dijo...

Salud.