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jueves, julio 21, 2011
El baterista
Juan nos invitó a una fiesta en una casa del barrio de Coyoacán en México, D.F. El lugar era pequeño y elegante. Había bebidas y droga que circulaban libremente. El baterista era el anfitrión y no cesaban de llegar personajes conocidos del ambiente artístico. No conocía a nadie salvo a mis amigos. Una de las actrices comenzó a recorrer la estancia a gatas, arrastrándose y diciendo "muuuú". El humo parecía neblina en la casa y las discusiones subían también de tono. La actriz pasó entre mis piernas y yo me puse a gatear también en la casa. Recorría caminos sin decir nada. No estaba drogado ni bebido, era como un extraño en la velada. Me topé de frente con la actriz y casi golpeamos nuestros rostros. Me dijo "muuuú" y continuó su camino. Afuera de la casa mi amigo se agarró a golpes con otro invitado. Juan era fuerte y alto y estaba bebido. Salimos para separar la pelea. Dejamos la fiesta y nos retiramos rumbo al centro de Coyoacán. Años después leí que el baterista había muerto de un extraño cáncer.
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