"nunca lo vi así" -insistió mi mujer
mientras manejaba el auto
rumbo a la ciudad
"cada pequeña nube tiene el rostro del demonio"
-añadió
"temblará muy fuerte hoy mismo" -remató;
llegué a la avenida que conduce al centro y
doblé a la derecha para evitar el tráfico.
"En nuestro estado -Guerrero- tiembla cada día
y tú lo sabes, estamos acostumbrados" -respondí.
"Sí, pero no como ahora, yo te lo digo,
este temblor será más grande,
tiene la cara del demonio" -concluyó.
Con una mujer no se puede discutir,
siempre tienen la razón.
"Entonces volvamos a casa" -dije nervioso,
"saquemos las cosas importantes y quedémonos
dentro del automóvil" -añadí sin esperanza.
"Eso no importa" -dijo
"de todos modos no evitarás nada, vuelve a casa,
déjame aquí, regresa" -insistió.
"¿Y tú, adónde irás?" -pregunté,
"Iré a casa del demonio" -respondió.
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