sábado, noviembre 19, 2011

unipolar

Cuando viajo en el auto a toda velocidad
deseo mover un poco el volante
impactarme en la carretera.
Detener el auto a mitad del puente
arrojarme al precipicio
caminar en las afueras de aquél pueblo
mirar el abismo, dar un paso de costado.
Encender la llave del gas, tomar somníferos
ingerir pastillas para romper el corazón
colgarme del segundo piso
al patio trasero donde vive el perro.
Algo, que no tenga que meditar y decidir
que solo cueste un instante, un segundo o dos
que ni siquiera deba ser conciente
ni dejar escritos de motivos,
ni adioses, ni poemas,
ni perdones, ni palabras
como la heroína de un viejo poema
un auto, un domingo cualquiera
se detuvo y se arrojó a la muerte.
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