Mi esposa se levanta y me riñe
¡por Dios, son las 6:30!
¡Otra vez escribiendo poemas!
¡días y días garabateando poemas!
Siempre contesto pensando
No estoy escribiendo poemas
ojalá tuviese todo el tiempo
para escribir sin parar
mi esposa no responde
entra en la cocina
que está justo enfrente
enciende la radio
activa la escoba
que recorre
toda la sala
enciende el horno
de microondas,
la lavadora,
la televisión
y todo lo que haga
un ruido espantoso
en la calle los vecinos
arrancan los autos
y escucho gritos
¡las mujeres primero!
el camión repartidor
del gas, el agua, el pan
los perros ladran
todo es un desconcierto
de voces y ruidos
y yo entonces comienzo
a escribir mis poemas.
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